Señales de alerta temprana del glaucoma infantil

Si bien un oftalmólogo es responsable de diagnosticar y tratar el glaucoma infantil, los padres desempeñan un papel crucial en la detección e intervención tempranas.

El glaucoma infantil o glaucoma pediátrico, es una enfermedad ocular poco frecuente pero grave que, si no se controla, puede provocar pérdida de la visión. La detección y la intervención tempranas son fundamentales para controlar la enfermedad de manera eficaz y evitar daños duraderos en la vista del niño. Siga leyendo para conocer los signos del glaucoma infantil y los tratamientos que podrían ayudar a proteger la visión de su hijo.

¿Qué es el glaucoma infantil?

El glaucoma es un grupo de enfermedades oculares que dañan el nervio óptico, que transmite la información visual del ojo al cerebro. A diferencia de la mayoría de las formas de glaucoma en adultos, que suelen desarrollarse debido a cambios en el ojo relacionados con la edad, el glaucoma infantil suele estar presente desde el nacimiento (congénito) o puede aparecer en los primeros años de vida del niño. La aparición temprana puede estar relacionada con problemas de desarrollo del sistema de drenaje del ojo.

La característica principal del glaucoma infantil es el aumento de la presión intraocular (PIO). La PIO es la presión del líquido dentro del ojo y, cuando es demasiado alta, puede comprimir y dañar las delicadas fibras del nervio óptico. Con el tiempo, este aumento de la presión puede provocar un deterioro visual importante. Detectar y controlar la PIO en los niños es fundamental porque el daño causado por la presión ocular elevada puede ser grave y permanente.

El tratamiento del glaucoma infantil suele requerir una intervención quirúrgica para corregir las anomalías estructurales del ojo que impiden el drenaje normal del líquido. El seguimiento y el tratamiento periódicos son fundamentales para controlar la presión intraocular y prevenir la pérdida de visión. El tratamiento del glaucoma pediátrico suele estar a cargo de un equipo especializado que incluye un oftalmólogo pediátrico y un especialista en glaucoma pediátrico capaz de abordar los desafíos particulares de la atención.

Tipos de glaucoma infantil

El glaucoma congénito, también conocido como glaucoma infantil, generalmente se diagnostica durante el primer año de vida y afecta aproximadamente a 1 de cada 10.000 nacimientos en los Estados Unidos.

El glaucoma juvenil puede desarrollarse a cualquier edad durante la infancia. A diferencia de los bebés con glaucoma congénito, los niños mayores suelen ser capaces de describir sus molestias y síntomas con mayor claridad.

El glaucoma secundario también puede surgir en cualquier momento durante la infancia y suele estar asociado a otras anomalías oculares, como la aniridia, o a enfermedades sistémicas como el síndrome de Sturge-Weber, la artritis idiopática juvenil, el síndrome de Axenfeld-Rieger o el síndrome de Marfan. Además, el glaucoma secundario puede desarrollarse después de un traumatismo, una cirugía ocular (como la extracción de cataratas) o un tratamiento con esteroides.

Signos y síntomas tempranos del glaucoma infantil

Aunque el glaucoma es poco frecuente en niños, sus signos y síntomas suelen ser diferentes a los que se observan en adultos. Si bien el oftalmólogo es responsable del diagnóstico y el tratamiento del glaucoma infantil, los padres desempeñan un papel fundamental en la detección temprana y la intervención.

Reconocer los signos del glaucoma infantil puede ser un desafío porque los síntomas suelen presentarse de manera sutil y pueden confundirse con afecciones menos graves. La detección temprana es vital para obtener mejores resultados mediante un tratamiento oportuno. Los síntomas pueden variar significativamente según el tipo de glaucoma y sus causas subyacentes. A continuación, se enumeran algunos de los signos de advertencia tempranos más comunes:

  • Lagrimeo excesivo: una cantidad inusual de lagrimeo es uno de los principales indicadores de glaucoma en bebés. Si bien es común que los bebés lagrimeen ocasionalmente, el lagrimeo excesivo que parece persistente o está acompañado de otros síntomas podría sugerir presión elevada en los ojos, característica del glaucoma.
  • Ojos nublados, turbios u opacos: la apariencia de una córnea turbia o gris es un signo crítico. Esta opacidad es el resultado de la acumulación de presión dentro del ojo, lo que afecta la transparencia de la córnea y hace que se vea turbia u opaca. Este síntoma es particularmente preocupante porque indica una alteración significativa en la presión normal y el equilibrio de líquidos del ojo.
  • Sensibilidad a la luz (fotofobia): los niños con glaucoma pueden mostrar signos de incomodidad en condiciones de iluminación normales, una afección conocida como fotofobia. Esta sensibilidad puede hacer que entrecierren los ojos, se vuelvan irritables cuando se exponen a la luz o prefieran entornos con poca luz. Este síntoma surge porque una presión intraocular elevada puede provocar cambios estructurales en la córnea.
  • Ojos agrandados (buftalmos): uno de los signos más visibles del glaucoma infantil es el buftalmos, en el que los ojos parecen más grandes de lo habitual. Este agrandamiento se produce porque el aumento de la presión intraocular hace que las fibras inmaduras del ojo joven se estiren y se expandan. El agrandamiento suele observarse, pero a menudo la familia cree que el niño tiene «ojos grandes y hermosos».
  • Problemas de visión: los niños con glaucoma pueden mostrar signos de dificultad para enfocar o seguir objetos. Estos problemas de visión pueden manifestarse como dificultad para mantener el contacto visual, dificultad para reconocer rostros familiares a la distancia o incapacidad para responder a estímulos visuales.Cada uno de estos síntomas, especialmente cuando aparecen juntos, requiere atención médica inmediata para confirmar un problema y, si se trata de glaucoma, comenzar con el tratamiento adecuado. El diagnóstico y el tratamiento tempranos son esenciales para prevenir el deterioro visual a largo plazo en niños con glaucoma.

Cuándo buscar atención médica

Para garantizar la conservación de la visión es necesario un diagnóstico y un tratamiento tempranos. Los padres deben consultar de inmediato a un oftalmólogo pediátrico si observan alguno de los síntomas mencionados o tienen inquietudes sobre la salud ocular de su hijo. La detección temprana y el tratamiento adecuado brindan la mejor oportunidad para prevenir la pérdida de visión.

Si nota alguno de los síntomas anteriores en su hijo, es fundamental programar una cita con un oftalmólogo lo antes posible. Los oftalmólogos pueden utilizar pruebas especializadas para comprobar si hay presión ocular elevada y examinar el nervio óptico en busca de signos de daño por glaucoma.

El diagnóstico del glaucoma infantil implica un examen ocular exhaustivo realizado por un oftalmólogo pediátrico. Las pruebas diagnósticas clave incluyen:

  • Medición de la PIO: la presión dentro del ojo se puede medir con instrumentos especiales.
  • Examen del nervio óptico: el daño al nervio óptico se puede evaluar mediante pruebas de imagen
  • Medición de la córnea: se puede evaluar el tamaño y la apariencia de la córnea para ayudar a diagnosticar el glaucoma en bebés y niños pequeños.

No se puede exagerar la importancia de los exámenes oculares regulares, ya que el diagnóstico temprano puede mejorar significativamente el pronóstico de los niños con glaucoma.

Opciones de tratamiento para el glaucoma infantil

El tratamiento de las afecciones que provocan un aumento de la presión intraocular suele comenzar con intervenciones quirúrgicas diseñadas para corregir las anomalías estructurales subyacentes del ojo. Puede implicar procedimientos para mejorar el drenaje de líquido o reducir la producción de líquido dentro del ojo, aliviando así la presión.

Además de la cirugía, un oftalmólogo puede recetar medicamentos para controlar los síntomas y regular la presión ocular de manera más eficaz. Estos medicamentos pueden incluir gotas para los ojos o medicamentos orales que ayudan a reducir la presión dentro del ojo o mejoran el drenaje de líquido.

Es fundamental comenzar el tratamiento de forma temprana para prevenir la progresión de la pérdida de visión y optimizar las posibilidades de un resultado exitoso. Abordar la afección de forma oportuna garantiza que las medidas terapéuticas sean más efectivas y ayuden a preservar la visión y la salud ocular general.

El seguimiento regular es fundamental incluso después de que el glaucoma haya sido controlado. Con un tratamiento oportuno y un seguimiento periódico para controlar los cambios en la visión y otras funciones oculares, muchos niños pueden llevar una vida normal con buena visión.